


Contar con información verdadera en los mercados, como en la vida, permite tomar decisiones más acertadas; sin embargo, somos susceptibles al engaño ignorando u omitiendo lo real, lo que genera mayores costos para validar los datos que recibimos o replicamos.
Por los sucesos recientes en nuestra nación, en nuestro mundo y seguramente en nuestras vidas, nos daremos cuenta que, en muchas ocasiones, hemos sido, o actualmente somos, o pronto podremos llegar a caer presos de la mayor estrategia que existe para inducir nuestro comportamiento, y es el engaño. A lo largo de la historia encontramos múltiples historias en las que el ser humano ha sido auspiciador o presa fácil de la mentira. Somos presas, como cuando caemos en el engaño, y presos fáciles de las mentiras cuando las creemos, las decimos, las aplaudimos, las aceptamos, la replicamos tan fácilmente que hasta nos deleitamos en algo que agrada a nuestros sentidos, que una vez comenzamos nos es difícil detenernos.
Para ninguno de nosotros es extraño que hemos sido algunas o varias veces engañados en diferentes áreas de nuestras vidas, o peor aún hemos engañado a personas buscando un beneficio particular o quedar bien con ellas o hacernos notar o bajo cualquier excusa o justificación; pero más grave aún es que con nuestras palabras o acciones hemos arrasado nuestro carácter levantado la bandera de la mentira en lugar de defender la verdad. Bien dijo George MacDonald: “La verdadera creencia de un hombre es aquella por la que vive. Lo que un hombre cree es lo que hace, no lo que piensa”. Hoy la invitación no es sobre lo que pensamos ni opinamos, sino la verdad que vivimos y defendemos, te invito a que nos preguntemos ¿en qué lugar te encuentras?, ¿acaso qué defiendes?, ¿qué posición tenemos frente a cualquier tema?
Si compramos, avalamos, apoyamos y seguimos con tanta facilidad las afirmaciones que cualquier en este mundo hace, dejándonos llevar exclusivamente por nuestros sentidos, nuestros sentimientos, seremos fácilmente presos del engaño, porque en lugar de profundizar en la búsqueda de la verdad, nos está siendo más fácil formar relaciones de cualquier tipo basadas en mentiras o aceptar engaños que romperlas después de formadas, aunque sabemos dónde está la fuente de Vida y de La Verdad sin errores. En medio de un gigante mar de información que está a un clic de distancia, hoy en día, somos engañados por medio de disfraces que compramos de manera astuta, creyéndonos sabios somos más necios, y nos metemos en confrontaciones en medio de la oscuridad, dándole lugar a la ignorancia e irresponsabilidad, cayendo en trampas peligrosas para nuestras vidas y nuestras empresas.
Cuando no aceptamos lo susceptibles que somos en caer presos del engaño, ya estamos engañados; pero el problema no es que exista el engaño, la estupidez más grande es que lo compramos como si fueran una promoción o un dulce, proclamándolas como certezas y replicando como las fakenews sin filtros, y lo hacemos, porque no consultamos la fuente adecuada, haciendo uso de nuestros sentidos, de nuestras emociones y de lo que los “expertos” dicen, pero nos negamos a escuchar la fuente correcta, o dudamos de su veracidad o nos negamos a pagar el precio por recibir la información real. Cualquier cosa que emprendamos sin buscar la fuente correcta tiene probabilidad de obtener resultados fallidos.
¿Cuál es el punto e invitación final?, siempre que reciba y necesite información busque una fuente confiable que sea como una lámpara que se enciende en medio de la oscuridad porque el costo barato de ser preso del engaño va terminar en dificultad más temprano que tarde, pero tener veracidad es defensa suficiente en cualquier situación.