


Hay un tiempo para todo, un proverbio dice: “Hasta los necios pasan por sabios si permanecen callados; parecen inteligentes cuando mantienen la boca cerrada”; mientras ejercitamos esto, escuchar siempre será clave.
Una de las grandes características de los buenos líderes es que han aprendido el valor de escuchar, es decir, saben prestar atención, sabiendo que allí encontrarán sabiduría y aumentarán el aprendizaje. Cuando se escucha no se debe estar a la defensiva preocupándose por lo que va a contestar, debido a que muchas veces ni siquiera se oye lo que la otra persona está diciendo; porque se está más interesado en continuar decir y demostrar el argumento que se quiere defender y así sólo se demuestra que no estamos ni comunicándonos, ni aprendiendo, ni entendiendo, ni mucho menos adquiriendo sabiduría.
Una historia, de la que desconozco su autor, y que circula en las redes, hace una interesante reflexión sobre enfrascarse en discusiones con personas que lo que más desean es defender su punto de vista y al olvidado el valor de escuchar. La historia en cualquier lugar y tiene a tres protagonistas: un burro, un tigre y un león; el dialogo que se presenta entre ellos es:
– “El burro le dijo al tigre: “El pasto es azul”.
– El tigre respondió: “No, el pasto es verde”.
La discusión se calentó, y los dos decidieron someterlo a un arbitraje, y para ello concurrieron ante el león, el Rey de la Selva.
Ya antes de llegar al claro del bosque, donde el león estaba sentado en su trono, el burro empezó a gritar: – “Su Alteza, ¿es cierto que el pasto es azul?”.
El león respondió: – “Cierto, el pasto es azul”.
El burro se apresuró y continuó: – “El tigre no está de acuerdo conmigo y me contradice y molesta, por favor, castígalo”.
El rey entonces declaró: – “El tigre será castigado con 5 años de silencio”.
El burro saltó alegremente y siguió su camino, contento y repitiendo: – “El pasto es azul”
El tigre aceptó su castigo, pero antes le preguntó al león: – “Su Majestad, ¿por qué me ha castigado?, después de todo, el pasto es verde”.
El león respondió: – “De hecho, el pasto es verde”.
El tigre preguntó: – “Entonces, ¿por qué me castigas?”.
El león respondió: -“Eso no tiene nada que ver con la pregunta de si el pasto es azul o verde. El castigo se debe a que no es posible que una criatura valiente e inteligente como tú pierda tiempo discutiendo con un burro, y encima venga a molestarme a mí con esa pregunta”.”
La reflexión que hacen de la historia en las redes invita al lector a que cuando la ignorancia grita, la inteligencia calla, y que la paz y tranquilidad valen más; a ello, adiciona que: “La peor pérdida de tiempo es discutir con el necio y fanático al que no le importa la verdad o la realidad, sino sólo la victoria de sus creencias e ilusiones. Jamás pierdas tiempo en discusiones que no tienen sentido… Hay personas que por muchas evidencias y pruebas que les presentemos, no están en la capacidad de comprender, y otras están cegadas por el ego, el odio y el resentimiento, y lo único que desean es tener la razón, aunque no la tengan.”
Esto suele pasar en cualquier tipo de relación y en el ámbito en el que lo ubiquemos, por eso es momento de pensar si sabemos cuándo callar o hablar; pero siempre estar prestos a escuchar debido a que aprender esto permite descubrir las necesidades de las personas, evitar la confusión, ser comprensivos, buscar la verdad por encima de quién tiene razón, separar los sentimientos del mensaje y especialmente darse la oportunidad de conocer más; dediquemos tiempo a escuchar, y esperemos el momento oportuno para hablar o callar para que desarrollemos una conversación de crecimiento mutuo.