


Los sectores de altos ingresos manejan estándares de calidad y siempre buscan una satisfacción por encima de sus expectativas. Un sector de la población está empezando a no limitarse y a disfrutar la vida al máximo, dándose gustos que antes no pensaban, como comprar un auto de lujo. La compra de carro es uno de los gustos que las personas siempre quieren darse. Los portafolios diversificados, una estrategia valiosa.
La revolución que en todos los ámbitos ha generado la pandemia, durante ya hace más de un año, también ha servido para dejar en evidencia muchas situaciones que van más allá de la diferencia que marcó para muchos sectores e individuos el haber estado mejor preparados que otros para enfrentar este acontecimiento global. Quedó claro que los que estaban con procesos de transformación digital adelantados pudieron encontrar en esta coyuntura una excelente oportunidad de crecimiento; que aquellos que supieron reaccionar a tiempo lograron mitigar los efectos negativos de la emergencia, y que los que pensaron que esto era un asunto pasajero y se relajaron tuvieron que soportar impactos -en muchos casos- devastadores. Pero este hecho sin precedentes en la historia moderna, así mismo, puso de manifiesto que un sector de la población está empezando a no limitarse y a disfrutar la vida al máximo, dándose gustos que antes no pensaban, como comprar un auto de lujo, hacer viajes, etcétera.
Al respecto, Giovanny Paredes Alvarez, CEO de Nabi Consulting, sostiene que las personas con ingresos más elevados están mucho mejor preparadas a nivel de conocimiento y tienen una mayor claridad acerca de en qué invertir sus recursos y cómo diversificar sus portafolios. “Por eso también tienden a comprar bienes que ojalá les generen alguna rentabilidad, lo que siempre marca una diferencia y cuentan con un estilo de vida más elevado por sus ingresos, lo que lleva a que su consumo sea de segmentos premium, y de marcas reconocidas para el caso de vehículos y otros productos”, explica este experto. Esas características, a su vez, han hecho que no se hayan visto tan perjudicados por los efectos negativos de la pandemia, ya que ese portafolio diversificado da la oportunidad de tener de dónde escoger, como no ocurre –por ejemplo- con quienes dependen netamente de su trabajo.
Gastos no tan desmedidos
Para Felipe Ospina sí es evidente que las personas están empezando a no limitarse frente a lo que pueda significar disfrutar la vida, puesto que es claro que la mayoría tuvo que aplazar muchos de los planes que tenían y que solo hasta ahora están pudiendo hacer realidad. Al mismo tiempo les fue quedando más claro que posponer no es lo ideal, porque a futuro ya resulta muy difícil prever algo, y menos en medio de tanta incertidumbre, lo que obviamente se relaciona con el lema de vivir ahora, por cuanto muchos colombianos se vieron afectados a nivel personal y familiar por el coronavirus. “Quienes vivieron más de cerca esta compleja situación lo que dicen es que van a aprovechar su vida y a hacer cosas que quizás en otro momento se hubiera arrepentido, y esto se ve reflejado en el gasto en marcas premium. Es importante señalar que dentro de esas categorías de lujo los viajes siguen siendo limitados, lo que se traduce en mayores inversiones en el sector automotor y, por ende, están impulsando una reactivación más temprana de esta industria”, puntualiza este experto en mercadeo.
Cultura de endeudamiento
A esto se suma que los sectores de altos ingresos tienen una cultura de endeudamiento distinta y mayores posibilidades de acceso a créditos lo que, aunque parezca paradójica, funciona de esa manera en la economía, además que tienen más opciones de ahorro, ya que dentro de sus posesiones cuentan con bienes que se los proporcionan. “Esta reducida población, igualmente, maneja altos estándares de calidad y siempre busca una satisfacción por encima de sus expectativas. Son muy exigentes y, más allá del precio, lo que les preocupa es que lo paguen sea significativo versus la excelencia y las condiciones que les brinden los servicios o los artículos que consumen”, precisa Paredes.
Por su parte, el experto en mercadeo Felipe Ospina considera que algunas marcas Premium han observado que esta clase de clientes tienen un proceso de compra que no necesariamente es ciento por ciento racional, puesto que allí interviene un tema emocional que juega un papel muy importante y más ahora -después del covid- en donde la ansiedad por hacer cosas que quizás la pandemia no los dejó realizar y que tuvieron que estar posponiendo. “Son personas que ven el lujo como algo exclusivo, por lo que desde el servicio hasta el producto en sí deben tener un diferencial propio para ellos. De la misma manera, en Colombia, también vale la pena destacar que para este segmento la suntuosidad está muy atada al tiempo que tienen para resolver aspectos puntuales que sienten requerir”, afirma el especialista.
A su turno, Iván Tunjano, docente del programa de Finanzas del Politécnico Grancolombiano, asevera que las personas con ingresos elevados normalmente asignan un porcentaje menor para cubrir las necesidades básicas de alimentación, protección y vestuario, por lo que procuran siempre tener recursos de sobra. Por ejemplo, anota que mientras que alguien que gane un salario de $1’000.000 debe gastar cerca del 35 por ciento en alimentación, una persona que gana 10’000.000 no asignará más de un 10 por ciento de su ingreso, y esto asumiendo que adquiere productos mucho más costosos en alimentación. Así que, durante la pandemia y por la incertidumbre que se puso en el ambiente, seguramente una persona que tiene ingresos altos realizó ajustes que le permitieron bajar ese porcentaje de 10 por ciento a un porcentaje menor, dejando mayor capital para inversión. “Esto no quiere decir que una persona con ingresos altos no se pudiera ver afectada, debido a que no todos quienes tienen ingresos altos, tienen políticas de inversión saludables, y no todos los que tienen ingresos bajos, tienen políticas negativas de inversión”, reflexiona Tunjano.
Después de tantos meses en los que hubo tanta restricción para el consumo, una vez se empezaron a levantar las medidas y se dio esa flexibilización, para el CEO de Nabi Consulting esto no precisamente significó que todo el mundo saliera “como loco a comprar”. No obstante, sí reconoce que como la emergencia sanitaria limitó tanto el gasto de los hogares y los modificó, con la recuperación de la economía muchos están retomando esas compras que habían tenido que suspender en algún momento. “Si antes de la pandemia la gente tenía presupuestada la adquisición de un vehículo de lujo de, por ejemplo, $200 millones, algunos prefieren hacerse a uno de $150 millones, para no gastarlo todo en eso, pero tampoco privándose de ese deseo, es decir, considero que ahora lo que más se presenta es un consumo más responsable y consciente, que tiende a cuidar más el capital que se tenga”, apunta Paredes.
Artículo publicado en la edición impresa de El Tiempo el día jueves 29 de julio de 2021